Reflexiones sobre "Como agua para el chocolate" y "Diez mujeres"




REFLEXIONES SOBRE ”COMO AGUA PARA EL CHOCOLATE” Y ”DIEZ MUJERES”

1.- Introducción

En este ensayo trataremos de glosar comparativamente las obras referidas en el título, a la vez que las consideraremos, en tanto en cuanto que obras literarias, como posible recurso en la enseñanza del español como lengua extranjera. Finalmente, exploraremos dichas obras como fuentes reales (“Como Agua para el Chocolate”) o posibles (“Diez Mujeres”) de otros productos secundarios (o derivados, o incluso, subproductos) –si se nos permite esta expresión tomada de la terminología comercial, en concreto, el cine y el teatro.

2.- Características de “Como agua para el chocolate” y de “Diez mujeres”

Se tratan, ambos títulos, de sendas novelas, si bien de características muy diferentes. “Como agua para el chocolate” es una novela escrita por la autora mejicana Laura Esquivel (Cuauhtémoc, 1950) y publicada en 1989. Por su parte, “Diez mujeres” fue escrita por la chilena Marcela Serrano (Santiago, 1951) y publicada en 2011. Vemos pues, que ambas literatas tienen en común el hecho de ser mujeres, latinoamericanas y de la misma generación (poco menos de un año de edad de diferencia).

Ambas obras tienen, además, encomún, el hecho de que en ellas, el protagonismo argumental está asumido por féminas (diez, en concreto), totalmente, en el caso de “Diez Mujeres”; y primordialmente, en el caso de “Como agua para el chocolate”. En esta segunda, los dos protagonistas masculinos parecen tener un carácter meramente ex machina.

Las diferencias entre ambas obras son notables. “Como agua para el chocolate” es una saga familiar, en concreto, las visicitudes de un matriarcado, ambientada en un rancho situado en el norte de Méjico, en Piedras Negras (Cohuila), durante el período histórico correspondiente a La revolución mejicana. “Diez” mujeres está ambientada en la consulta de una psicóloga, en Santiago de Chile durante la segunda mitad de la primera década del presente siglo XIX, si bien las referencias al pasado histórico de Chile son inevitables (hasta unos cincuenta años atrás). Se trata de diez relatos que realizan diez mujeres de diversa edad y condición social en el marco de una sesión de terapia colectiva, explicando sus vidas y sus traumas.

En la novela de Esquivel, existe una protagonista absoluta, Tita, la hija menor de la tiránica Elena (una especie de Bernarda Alba mejicana), cuya vida y visicitudes, y las de su familia, son narradas por la sobrina de ésta, muchos años después de la muerte de su tía, en particular, sus desencuentros con su madre y hermana mayor y, sobre todo, el amor imposible con su cuñado, el pusilánime Pedro, así como la imposibilidad de redimirse al lado de John Brown, un médico honrado que la ama racional y sinceramente. En la de Serrano, diez son las protagonistas absolutas, todas ellas con igual importancia: nueve pacientes que acuden a un tratamiento psicológico para intentar, si no superar, al menos gestionar sus traumas vitales, y la propia psicóloga que las convoca (Natasha).

En “Como agua para el chocolate” los personajes principales presentan una cierta uniformidad social, puesto que todos ellos pertenecen a la clase rural terrateniente del tiempo y del lugar. “Diez mujeres”, en cambio, presenta una variedad más rica de tipologías humanas, especialmente, por la heterogénea extracción social de las protagonistas. Ello es importante, porque de alguna manera, marca el lenguaje empleado por las autoras en sus obras.

En ambos casos, el lenguaje es poderoso. El de la mejicana uniforme, ya que se trata de un relato en tercera persona, en el que se observa una diferencia de registro entre la narradora (cuantitativamente predominante), por un lado, y los distintos personajes de la obra, principalmente, según sean “señores” o “criados”. En el de la chilena, el lenguaje se intenta plegar –no siempre con éxito- a la extracción social de cada una de las diez féminas. Así, las de “clase alta”, se expresan, ya no con suficiencia, sinó con elegancia (Francisca, Simona); y las de clase baja, con el argot y el registro que las es propio (Juana y Luisa). Entre medio, una adolescente de cierta formación (Guadalupe) se expresa con el argot propio de la adolescencia y una actriz de orígenes humildes (Mané) se expresa con cierta propiedad, aunque con casticismos.

Por su parte, la novela de Esquivel está estructurada en un doce capítulos, precedidos por una receta –medio empleado por la protagonista Tita, para evadirse de sus problemas y para desahogar su amor imposible por Pedro- que se corresponden con las doce estaciones del año. La de Serrano, se divide en diez mónólogos breves, a razón de uno por mujer.

3.- Posibles recursos en relación con la enseñanza del español como lengua extranjera

Siguiendo a María Sequero Ventura Jorge[1], la literatura es un recurso válido e indicado para la enseñanza del idiomas extranjeros, ya que nos presenta diversos tipos de lenguaje y registros lingüísticos, a la vez que ilustra sobre el contexto social y cultural en el cuál se desarrolla el lenguaje objeto de la enseñanza.

En este caso, estas obras nos pueden ayudar, como abundábamos en el apartado anterior a distinguir dos contextos sociales, geográficos y temporales distintos. También podemos utilizarlas para identificar distintos tipos de lenguaje y registros lingüísticos, con situaciones, personalidades y situaciones distintas, en especial, diferenciando modismos locales y sociales.

Finalmente, la variopinta fauna humana que nos regalan las autoras nos permite la utilización de adjetivos más o menos especializados a fin de describir y comparar los distintos personajes de las novelas.

4.- El relato literario como fuente para otros (sub)productos (pseudo)literarios y como recurso pedagógico.

De la novela “Como agua para el chocolate” se realizó una película, el año 1992. Fue dirigida por Alfonso Arau, marido de Laura Esquivel, y asesorada y supervisada por la propia autora.
En nuestra opinión, el medio filmográfico no se revela como el más idóneo para captar las sutilidades simbólico-metafóricas del realismo mágico, pero, en cualquier caso, si fue asesorada, como decíamos, por la propia autora, cabe concluir que se trataría de una muy buena aproximación al relato literario y a su ambientación temporal y geográfica. A título de precedente, cabe citar el caso de la película “La Colmena” de Mario Camús (1982), basada en la magnífica novela del mismo nombre de Camilo José Cela, la cual contó con el asesoramiento del literato español, el cual, además, participó interpretando como actor, el personaje de Don Camilo.

Vista, en el apartado anterior, la idoneidad de la literatura como recurso para la enseñanza de lenguas extranjeras, en concreto el español-, la película de Arau nos puede servir como preparación  para posterior la lectura del libro, en el sentido de presentar una contextualización que facilite a los alumnos de español avanzado la comprensión del relato. También nos puede servir para introducirlos en la variante mejicana del español.

Por su parte, las “Diez mujeres” muy bien podría servir de base para una película de ensayo, para una serie televisiva o para monólogos teatrales. Como precedente, cabe citar la versión teatral de “Cinco horas con Mario” de Miguel delibes, adaptada por José Sámano en 1979.

5.- Conclusión

Se trata de dos obras literarias con más diferencias que no puntos en común entre ellas. En cualquier caso, y como la mayoría de este tipo de producción humana, son completamente aptas, en concepto de recurso pedagógico, para la enseñanza del español como lengua extranjera y para la elaboración de posteriores (sub) productos teatrales y/o cinematográficos.








[1] La literatura como recurso didáctico en la enseñanza del español [(2014) file:///C:/Users/vicsos/Downloads/Dialnet-LaLiteraturaComoRecursoDidacticoEnLaEnsenanzaDelEs-5302045.pdf ] 

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